Nuestra verdadera Madre Tonantzin Coatlicue.
(la de la falda de serpientes).
NUESTRA MADRE TIERRA
Tonantzin Coatlicue es la madre tierra, la madre naturaleza. La madre de la lluvia (Tlaloc), la madre del viento (Ehecatl), etc. Ella es la madre de Huizilopochtli y Coyolxauqui. También es la madre de todas las personas y seres vivos que nacen en este planeta; Así era considerada por los pueblos nativos de nuestro continente, ahora llamado americano.
Una sola madre, diferentes nombres
En la antigüedad, se le nombraba de diferentes formas de acuerdo a la lengua de los pueblos indígenas y su ubicación geográfica.
Como ejemplos están los incas que la nombraban “Pachamama”, los mayas quienes la nombraron “Ixchel”, los mixtecos con su “Ñu Ndayu”, los huastecos le llamaban “Tlazoltéotl”, los muiscas del actual Colombia y su “Bachué”, los hopi de norteamerica la nombraban “Ekiria” etc, todos refiriéndose a la misma divinidad madre naturaleza.
Los antiguos mexicas la representaron con un gigantesco monolito con una figura que representa a la Madre Tonantzin Coatlicue (nuestra venerada Madre la de la falda de serpientes).
La explicación sobre su imagen
La escultura de Coatlicue en su parte superior arriba porta la serpiente de doble cara que mira hacia delante y hacia atrás, cuya interpretación es la dualidad: el Eterno Principio masculino y el Eterno principio femenino, quienes originan toda la vida del Universo.
En su pecho cuelgan dos flácidos senos; (La Madre naturaleza nos alimenta física y espiritualmente a todos los hijos de la tierra) un collar de cuero adornado con dos corazones en medio de cuatro manos que se abren hacia afuera, referente a este simbolismo, se puede interpretar como un par de manos de la mujer y su corazón y el otro par de manos y el corazón restante son los del hombre que los indígenas interpretaban como el trabajo de las manos que da bienestar y abundancia y el pensamiento y los sentimientos del hombre y la mujer se reflejaban simbolizados en los dos corazones.”
El cráneo a la altura del ombligo de la deidad indica la muerte del ego, los malos pensamientos deben ser eliminados de nuestra mente en forma consciente o en contra de nuestra voluntad cuando nos llega la muerte.
Su falda de serpientes entrelazadas con las cabezas hacia abajo se ajusta en su talle por medio de un cinturón de dos serpientes que se anuda debajo del cráneo y cuelgan con las cabezas hacia abajo como una corbata sin anudarse, simbolizando a todos los seres vivos que se arrastran y caminan sobre la tierra que es Coatlicue.
Los lados de la enagua se encuentran adornados por dos colgajos de plumas de quetzal, que bajan hasta los tobillos. Entre sus dos pies una gruesa serpiente asoma sus fauces. Sobre cada uno de sus pies dos ojos de Águila que tratan de ver hacia el Infinito.
En la parte baja debajo de su base se encuentra la representación de la madre Tonantzin con atributos de la lluvia que cae a la tierra y con los cuatro puntos cardinales que se forman en el ombligo de la divinidad, a esta representación erróneamente se la ha nombrado “Tlalecutli” por los impostores que se dedican a difamar a nuestra cultura.
El significado espiritual
La monumental escultura de la madre Coatlicue tiene un impresionante significado espiritual y filosófico que va más allá de nuestro actual entendimiento por eso cuando llegaron los invasores europeos no pudieron comprender el profundo significado del pensamiento indígena y se dedicaron a destruir de forma violenta y salvaje a nuestra verdadera cultura.
Los religiosos europeos trataron de destruir cualquier símbolo que representara las creencias y filosofía indígena para obligarlos a futuro a negar y rechazar a su propia cultura originaria, pero los frailes no pudieron destruir todas las creencias indígenas por eso a muchas de ellas les cambiaron el significado usando sus sucias artimañas; hoy podemos ver un claro ejemplo en el cerro del Tepetl Yacatl.
La madre tierra Tonantzin Coatlicue no tiene ninguna con la religión traída por los invasores castellanos.
Antes de 1492 los indígenas no tenían conocimiento de dónde se ubicaba el Vaticano ni sabían que existía un Papa en Roma ni siquiera sabían que existía Roma.
Autor: Xipe Totec