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Canek Y Sac Nicté – Leyenda Maya –

Índice

    La princesa Sac Nicté.


    Todos los que han vivido en la tierra del Mayab, han oído el dulce nombre de la bella princesa Sac-Nicté, que significa Blanca Flor.

    Graciosa, de dulce canto y bella  como la flor que llena el campo de perfume. Así era la princesa Sac-Nicté, que nació en la orgullosa ciudad de Mayapán, cuando la paz unía como hermanas a las tres grandes ciudades de la tierra del Mayab;  Mazapán , Uxmal y  Chichén Itzá,  en aquel entonces, no había ejércitos, porque sus reyes habían hecho el pacto de vivir como hermanos.

    La Serpiente Negra – Canek

    Todos en el Mayab habían oído también el nombre del príncipe Canek que quiere decir Serpiente Negra. El príncipe Canek era valeroso y tenaz de corazón, cuando cumplió veintiún años fue proclamado rey de la ciudad de Chichén Itzá. 

    Cuenta la leyenda que cuando Canek tuvo tres veces siete años, se convirtió en rey de Chichén Itzá y vio por primera vez a la princesa Sac Nicté, teniendo ella apenas tres veces cinco años. Desde ese momento, ambos supieron que sus vidas estarían destinadas a estar juntos por la eternidad.

    Y desde entonces todo cambiaría para siempre.

    El día en que el príncipe Canek se hizo rey de los Itzaes, subió al templo de la santa ciudad de Itzmal para presentarse ante su dios. Sus piernas de cazador temblaban cuando bajó los veintiséis escalones del templo y sus ojos de guerrero estaban caídos. El príncipe Canek había visto allí a la princesa Blanca Flor.

    Sin embargo, Sac Nicté había sido destinada por su padre, el Rey de Mayapán, para ser esposa de Ulil; príncipe heredero del reino de Uxmal. Faltando solo 37 días para la boda, un mensajero de Mayapán visitó al rey Canek para invitarlo a la boda, a lo que respondió que no faltaría. Esa misma noche, un enano oscuro y viejo visitó a Canek y le susurró al oído: “La flor blanca te espera entre las hojas verdes, ¿vas a dejar que otro la arranque?”, justo después el enano desapareció.

    La boda en Uxmal

    En Uxmal todo se preparaba para la boda, la ciudad entera había sido decorada para la gran ocasión. Así, cuando la luna pareciera un sol, de acuerdo a la regla maya, se realizaría el matrimonio, pero Canek aún no llegaba. Pasaban los días y justo cuando Sac Nicté y Ulil estaban en lo alto del altar, Canek apareció en medio de Uxmal con sus guerreros para llevarse a la princesa frente a la mirada de todos, dejando al príncipe Ulil solo frente al altar.

    Esta afrenta terminó con la paz que permanecía en el Mayab; Uxmal y Mayapán se unirían en guerra en contra de Chichen Itzá. Antes de que la guerra estallara, los habitantes del Itzá partieron un noche con la luz de la luna para salvar su ciudad, adelante de ellos, iba el rey Canek junto a su amada Sac Nicté, quien con sus manos señalaba el camino entre los verdes montes.

    Así fue como los Itzáes y su rey se salvaron de un castigo seguro. Para cuando los ejércitos de Uxmal y Mayapán llegaron, encontraron la ciudad completamente vacía, lo cual desató su furia, para luego encender fuego a esta hermosa ciudad y dejarla abandonada tal como la podemos ver en la actualidad: sola y desierta, perfumadas sus ruinas de un aroma suave que es como una sonrisa o una blanca luz de luna.

    Se dice que en los tiempos de primavera brota la flor blanca en el Mayab y adorna los árboles y llena el aire de suspiros olorosos. Y el hijo de la tierra maya la espera y la saluda con toda la ternura de su corazón y su voz recuerda al verla el nombre de la princesa Sac-Nicté.